A los debutantes de la República Dominicana les tomó cinco años llegar a Grandes Ligas

SANTO DOMINGO. El 3 de mayo pasado en el Miller Park de Milwaukee, Carlos Alberto Martínez subió al montículo en el séptimo episodio y con 14 lanzamientos sacó de outs a los tres bateadores que enfrentó de los Cerveceros y los Cardenales ganaron el partido 6-1.
Ese día, Martínez no solo se convirtió en el primer dominicano firmado en la década actual en debutar en las Grandes Ligas, sino también en el miembro del club de adolescentes millonarios que asciende en el menor tiempo al Big Show.
A «El Tsunami», como apodan al puertoplateño nacido en 1991, apenas le tomó poco más de dos años de trabajo en los circuitos minoritarios desde que recibió el bono de US$1,5 millones de San Luis en 2010 hasta dar el salto al equipo grande de la organización que solo es sombra de los Yanquis en anillos ganados.
Los escuchas y fanáticos celebraron y los medios de comunicación se hicieron gran eco de la cifra de peloteros dominicanos que debutó esta campaña, 29, la segunda mayor de la historia, solo superado por los 30 de 2006.
Sin embargo, al resto de jugadores quisqueyanos que se estrenó la campaña 2013 le tomó mucho más tiempo subir que a Martínez, que tenía 18 años cuando fichó su pacto con esa identidad.
Al grupo de bisoños le tomó 5,3 años de trabajo en los circuitos minoritarios antes de aterrizar en el cielo del béisbol, con el lanzador Luis García (Filis) como el más dilatado, ya que tuvo que «insistir» por ocho años en nueve equipos y ocho ligas antes de aterrizar en Las Mayores.
Otros jugadores que tuvieron que esperar un buen rato para subir fueron Alfredo Marte, Zoilo Almonte, Luis Jiménez, Arquímedes Caminero y Abraham Almonte, todos firmados en 2005. A José Ramírez (Cleveland) le tomó tres años.
En el caso de los 15 venezolanos que pisaron por primera vez un terreno de Grandes Ligas en 2013 les tomó más tiempo que a los dominicanos, seis años.
El largo tiempo que demoran en desarrollar a los jugadores latinos es lo que le resta en los bonos a la hora de firmar con relación a los estadounidenses.
Así quedó demostrado con los presupuestos aprobados por la Major League Baseball para entregar a los prospectos fichados en el sorteo estadounidense pasado (US$202 millones) con relación al paquete internacional (US$78 millones).
Los millonarios
En 1998, Ricardo Aramboles, un lanzador oriundo de Sabana Perdida, se convirtió en el primer prospecto criollo en recibir un bono de siete cifras (US$1,520,000), y desde entonces otros 52 dominicanos han superado el millón de dólares a la hora de firmar.
Aramboles, hoy con 31 años, llegó hasta triple A y en 2004 fue su última actividad en el béisbol organizado.
De este grupo de adolescentes ricos repentinos, 17 pactaron antes de 2008, pero apenas cinco han jugador Liga Grande y Carlos Martínez fue el único que terminó en el equipo grande.
A Wily Mo Peña le tomó cuatro años y desde 2011 no está en el radar del Big Show. Los otros que han subidos son Willy Aybar (5 años le tomó), Joel Guzmán (5) y Fernando Martínez (4).
Una vez un equipo firma un jugador tiene derecho sobre él por los próximos cinco años antes de subirlo a las Grandes Ligas.
Los ojos de águilas más efectivos
Con Ismael Cruz aplicó nueva vez este año el refrán «hijo de gato caza ratón». En su caso, descubre talento a temprana edad.
El hijo de Pablo Neftalí, uno de los grandes cazatalentos dominicanos de todos los tiempos, vio subir esta temporada a cuatro jugadores para los que autorizó sus firmas en su estadía como director de la academia de los Mets de Nueva York para América Latina en la época de Omar Minaya en la gerencia.
Cruz autorizó las firmas de los dominicanos Juan Lagares y González Germes, pero además también fue quien dio el OK para los venezolanos Wilmer Flores y Wilfredo Tovar.
Juan Mercado, Félix Francisco, Eddy Toledo y Luis Scheker vieron subir este año a dos jugadores firmados por ellos como escuchas, de acuerdo al reporte de Baseball America.
En el caso de Mercado fueron Lagares y Carlos Martínez, Francisco firmó a Simón Castro y a José Cisneros, Toledo fue el responsable de Alex Colomé y Enny Romero en tanto que Scheker reclutó a César Cabral y Stolmy Pimentel.
Ramón Peña no se fue en blanco y fue el que firmó a Germes, mientras que José Serra sumó otros más con Junior Lake, Ezequiel Sepúlveda con Luis García y Junior Noboa con Alfredo Marte.

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