SAN LUIS. Desde muy temprana edad, Carlos Beltrán daba sus primeros avisos de que sería un gran jugador de beisbol. Y también de su generosidad.
Su mamá recordó que Beltrán compartía casi todo lo que tenía cuando se daba cuenta de que otros niños necesitaban algo, o simplemente que les gustaba.
Y así sigue hasta la fecha, por lo que Beltrán fue honrado este sábado con el premio Roberto Clemente, que reconoce la contribución positiva de los peloteros de Grandes Ligas dentro y, sobre todo, fuera del campo de juego.
«No le importaba quedarse sin nada, quería darlo todo», dijo. «Sus dulces, sus juguetes, hasta sus cosas de beisbol quería regalar cuando veía que otros niños o jovencitos tenían carencias».
«Siempre ha sido una gran persona», agregó. «Estoy seguro de que este premio vale más para él que todo lo que ha recibido antes como pelotero».
El jardinero de los Cardenales de San Luis coincidió en que recibir el premio Roberto Clemente era más importante para él que sus nueve llamados al Juego de Estrellas o quizá hata que un título de la Serie Mundial, donde este año compite por vez primera en 16 años de carrera en las Grandes Ligas.
«Jugar beisbol y tratar de ser los mejores, es algo que todos tenemos que hacer; es nuestro trabajo», comentó. «Pero regresarle algo de lo mucho que nos da la comunidad, es algo que se escoge y me enorgullezco mucho de eso».
El pelotero contribuye con diversas obras caritativas, aunque fue elegido entre 30 candidatos para el premio Roberto Clemente en particular por la Academia Carlos Beltrán, parte de la Fundación Carlos Beltrán, que combina la enseñanza del deporte de sus amores y el desarrollo hacia el profesionalismo, con los estudios escolares.
«El beisbol viene y va», dijo. «Los estudios académicos van a perdurar por siempre en esos jóvenes».
El 10 de junio pasado, Beltrán aprovechó su único día libre del mes para ir a Puerto Rico a entregar sus diplomas de graduación a los 43 primeros estudiantes egresados de su academia.
«Es algo de lo que mi padre estaría súper orgulloso», dijo Roberto Enrique Clemente. «Ver que se ha unido a la familia de los ganadores del premio que lleva su nombre alguien como Carlos Beltrán; un orgullo de nosotros los puertorriqueño en cada aspecto de la vida».
Beltrán dijo que otra de las razones por las que decidió construir una academia era porque consideraba que el beisbol estaba en declive en su país natal, además de que notaba las necesidades de muchos niños fuera del terreno de juego.
«Es alguien excepcional en todos los aspectos», dijo Liseli Reyes, su vecina en su pueblo natal Manatí, Puerto Rico. «Es súper humilde. Nos da una lección de eso a cada uno de nosotros».
Reyes comentó que cada vez que el pelotero regresa a su pueblo pasa a saludar por escuelas, hospitales y donde haga falta. «Manatí es un pueblo de alrededor de 30 mil personas y Carlos creo que conoce a todos», añadió Reyes, quien junto a su esposo, Onix Reyes, son compadres de Beltrán. «Allá es una persona común, se comporta como todos los demás».
Los Reyes y Blanca Salas, también amiga y vecina de Beltrán, están en la Serie Mundial por invitación de Beltrán, con todos los gastos pagados.
«Ayer que tuvo la tarde libre, estuvimos en su casa», dijo Salas. «Nos cocinó comida puertorriqueña, estuvimos viendo la televisión. Pasamos un tiempo agradable. Nadie se hubiera imaginado que estábamos en la casa del jugador más importante de los Cardenales en la Serie Mundial&».
Beltrá es el séptimo jugador que gana el Premio Roberto Clemente; cuarto jugador de los Cardenales, incluido Albert Pujols. En St. Louis, Beltrán invita a cada partido a ocho niños a los juegos de los Cardenales, con boleto y comida en el estadio.
«Estoy muy honrado y bendecido de que Dios me ha dado la oportunidad de ayudar a otros y hacer un impacto en la vida de los niños», dijo. «Así fue como hizo Roberto por muchos años. Entregó su vida a eso».
«En la posición que estamos es muy fácil elegir entre hacer el bien o el mal&», añadió. «Yo elegí hacer el bien».
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