Colombia, nueva ‘fábrica’ de peloteros para el béisbol norteamericano

BOGOT[A. Este año se han firmado a 20 beisbolistas para organizaciones norteamericanas de Grandes Ligas.
Sueños de Grandes Ligas comparten los jóvenes beisbolistas Deivis Marimón y Ómar Alvear en una casa de dos plantas y tres habitaciones –con capacidad para seis atletas– de la urbanización Quintas de Alta Lucía, en el barrio 13 de Junio de Cartagena, donde viven desde febrero cuando salieron de sus pueblos nativos: María La Baja y Arenal (ambos en Bolívar), respectivamente.
Marimón, flaco de dos metros con apenas 15 años, no quería abandonar su querido baloncesto, quizás con la esperanza de alcanzar lo que tuvo cerca el también mariabajero Álvaro Teherán: jugar en la NBA. A regañadientes aceptó la invitación de un año a prueba que le hizo Ángel Contreras, coordinador en Colombia de los Rays de Tampa (EE. UU.), y ahora como lanzador derecho le cogió el gusto al ‘rey de los deportes’ y aunque no da nombres espera verse en algún tiempo brillando en estadios de Norteamérica.
Al derecho Alvear no hubo necesidad de rogarle, aunque se separaba de sus seres queridos. Lleva 11 de sus 16 años en la pelota, casi siempre como paracortos, y dio el sí de inmediato porque esperaba una propuesta para llegar a convertirse a largo plazo en un Derek Jeter, su ídolo de posición y legendario capitán de los Yankees.
Ellos son los dos peloteros que en la actualidad prepara Rays en Colombia con miras a firmarlos como prospectos y así desarrollar una carrera con el objetivo de convertirlos en grandes ligas.
Tampa es una de las 22 organizaciones del béisbol norteamericano –de las 30 existentes– que tiene buscatalentos o scouts en el país.
Según cifras de José ‘Tito’ Quintero, buscatalentos de Atléticos de Oakland y la persona mejor documentada en el país sobre estadísticas de beisbolistas profesionales, la firma de 20 peloteros colombianos este año permitió el ingreso a sus familias de 3,38 millones de dólares (cerca de 6.700 millones de pesos),
De esos 20, los tres bonos más altos recayeron en los cartageneros Erlin Moreno (800.000 dólares, de los Cachorros de Chicago) y Erik Julio (700.000, de los Rockies de Colorado) y en el caleño Luis Barrios (600.000, de los Bravos de Atlanta). Curioso: los tres son lanzadores, echando por tierra aquello de que Colombia no produce este tipo de jugadores para la ‘gran carpa’ y reafirmando que no es azar que tres de los jóvenes más destacados en el mejor béisbol del mundo lo hagan en ‘la loma de los sustos’: Ernesto Frieri, Julio Teherán y José Quintana.
En las ligas menores, este año, comenzaron 68 peloteros y terminaron 63, incluyendo a Jonathan Solano, Nacionales.
“El béisbol es una buena opción de vida de nuestros muchachos. Y aún el país no se percata de ello –expresa Manuel Esquivia, exprospecto de Marlins de la Florida y ahora buscatalentos de los Cachorros de Chicago–. Necesitamos despertar, como lo hacen en otros países, que sí apoyan y explotan sus peloteros, como Dominicana”.
Un kilómetro antes de llegar a Arjona, por la troncal de Occidente, media hora después de salir en vehículo de Cartagena, está el centro recreacional privado Cencar. En el fondo de sus amplias y cómodas instalaciones hay un campo de béisbol enmallado y con grama. Esa es la sede de Rays.
“La nuestra es la única organización que en Colombia cuenta con instalaciones propias –dice el coordinador Contreras, también supervisor de Tampa para Panamá, Costa Rica y Nicaragua–. El campo se arrendó por 10 años desde agosto pasado”. El terreno cuenta con dimensiones oficiales. “Venimos todos los días, así sea por un solo pelotero. En un mismo día han llegado a prepararse hasta 20 (de 13 a 17 años)”.
Las instrucciones son en inglés para que se acostumbren si llegan a EE. UU. “Marimón y Alvear van al gimnasio por la tarde y estudian de noche. Constantemente evaluamos su comportamiento en el campo como en lo personal. La organización pone todo, solo pedimos que nos den la primera opción a la hora de firmar”, comenta Contreras.
Durante esta visita a la sede de Tampa, 15 niños, casi todos vestidos de azul (color del Rays), también entrenaban. Son integrantes de los cuatro equipos del Club Traviesos de Tampa Bay que participan en la Liga de Bolívar en categorías tetero, preparatoria, preinfantil e infantil (de 5 a 12 años), que todos los lunes, miércoles y viernes, entre tres y cinco de la tarde, reciben escuela de béisbol en el estadio de sóftbol Argemiro Bermúdez, en Cartagena. Los prospectos, como Marimón y Alvear, no compiten. Tampa prefiere realizar con ellos academia para el desarrollo.
En cambio, la organización Padres de San Diego prefiere darles acción a sus prospectos en los torneos de la Liga de Bolívar. Por ello, en las tardes, en el estadio de sóftbol de Chambacú, en Cartagena, el buscatalentos Marcial del Valle está al frente de los entrenamientos.
“Somos la única organización de Grandes Ligas que en el país hace esto –sostiene Del Valle, de 62 años y por una década receptor de la Selección Colombia de mayores–. También tenemos escuela de niños, amparados por la organización local Playa Blanca: trabajamos con 120 muchachos, de 5 a 18 años. Pero aquí son 20 prejuveniles y 20 juveniles”.
Del Valle ha firmado a 20 prospectos, donde se destaca Ernesto Frieri, que de Padres pasó a convertirse en estrella de los Angelinos.
En Colombia hay 28 buscatalentos pagados directamente por 22 organizaciones beisboleras norteamericanas. Piratas tiene a cuatro de ellos. Daniel Mavárez, exlanzador venezolano residente en Barranquilla y miembro de Gigantes de San Francisco, dice que desde los 13 años se observa a los peloteros y se firman de los 16 y medio en adelante. “Uno manda informes y videos de cada pelotero que considera pueda llegar a firmar”, manifiesta.
‘Tito’ Quintero dice que los parámetros son iguales para todos en cuanto a las cinco herramientas: brazo, piernas, fildeo, bateo y poder. “Eso es lo general, después viene la prioridad según la posición –manifiesta Quintero–. Hemos sugerido el cambio de posición de algunos muchachos, como Jorge Alfaro, quien era paracortos y al jugar como receptor logró el bono histórico más alto en el país (1,3 millones de dólares)”.
Quintero organiza desde hace seis años, entre noviembre y febrero, el Torneo de Desarrollo Copa Surtigás-Canal de Cartagena, exclusivo para prospectos. Son 160 peloteros repartidos en ocho equipos. “Hasta el momento, 53 prospectos firmados han participado en mi campeonato –dice lleno de orgullo–. Sumando la firma de cada uno de ellos, vale la pena decir que representa 6’964.000 dólares”.
El listado general de Quintero sobre colombianos firmados, que comenzó en 1954 con el primera base cartagenero Inocencio ‘Yuya’ Rodríguez a los Orioles de Baltimore, arroja la cifra de 323. Hasta 1992 eran 64, pero ese año llegó a los Marlins el barranquillero Édgar Rentería por un bono de 10.000 dólares.
Holbert Cabrera, padre de los más tarde grandes ligas Orlando y Holbert Alexis Cabrera y quien recomendó al barranquillero, dijo a este periodista poco antes de morir que “desde su llegada, la consigna era una para los scouts latinoamericanos: ‘Queremos prospectos tipo Rentería’”.
“Desde 1993 las organizaciones pusieron sus ojos en Colombia y han firmado 259 prospectos –remata Quintero–. Sin duda, Rentería, el héroe de dos Series Mundiales y nuestra máxima figura de ese deporte, nos abrió las puertas”.

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