NAJAYO, San Cristóbal. Algunos lo han bautizado como la próxima gran estrella cubana en las Grandes Ligas, otros dicen que es el Bryce Harper latino y hay quienes van más lejos y comparan su potencial con Willie Mays. Se llama Lázaro Robersy Armenteros Arango, pero en su entorno es conocido como Lazarito.
Los equipos de las Grandes Ligas enviaron ayer a la academia de los Padres en esta comunidad a unos 80 representantes, entre escuchas, representantes continentales y hasta asistentes de gerentes generales para ver la primera exhibición pública de este jardinero de 6’1 y 16 años, dueño de una historia que guionistas de Hollywood pueden sacar gran filo.
Si bien la opinión de los scouts que vieron al jugador correr, lanzar desde los jardines y batear ante el lanzador release Johailys Millord varía, hay un consenso en que es un diamante en bruto con condiciones envidiables.
Moisés Alou, asistente especial de San Diego, seguía por su móvil el sorteo de la liga mexicana en búsqueda de un receptor para el Escogido y a la vez veía a Armenteros confrontar problemas para conectar los lanzamientos de Millord, tirar a una velocidad promedio desde el jardín derecho y correr rodeado de cientos de cazatalentos con radar, cámaras de vídeos y libreta en manos.
Hasta equipos como los Yanquis, Medias Rojas, Diamondbacks, Dodgers y Tampa Bay, que están impedidos de firmar por más de US$250 mil hasta 2018 a jugadores internacionales, enviaron sus representantes a evaluar al jugador que combina una extraña combinación de talento como velocidad, poder y fortaleza en su brazo.
Un escucha, que pidió la omisión de su nombre, dijo a DL que el jugador lució fuera de forma, dado que era su primer enfrentamiento a lanzadores en condiciones reales y que era prematuro opinar. Otro prefirió verlo en una segunda ocasión para hacer comentarios. Otros dos consideraron que tienen potencial de súper estrella.
La empresa que maneja a este habanero, Culture 29, ya rechazó una oferta de US$15 millones que hizo un equipo japonés. Yasiel Puig, con quien intercambia mensajes de Whatapp a menudo, solo le pide que “no le quite su trabajo” cuando aterrice en el Big Show para “2018”.
Hasta hace un año jugar con los Industriales era lo que estaba en el radar de este hijo del ex baloncestista del mismo nombre, pero fue sancionado por razones que dice desconocer y excluido del equipo sub-15, a pesar de que en la Copa Mundial Infantil de México en 2014 había bateado .462, con ocho carreras remolcadas, tres dobles y cinco triples para llevar a la mayor de las Antillas al título.
Antes de Armenteros establecer residencia en Haití, desde donde manejaba cinco horas para entrenarse en la capital dominicana durante cinco días, tuvo que atravesar “medio mundo”. Al lado oeste de la Hispaniola la documentación necesaria para ser habilitado para firmar sale más rápido.
Larga travesía
Lazarito salió junto a su madre de La Habana rumbo a Ecuador para de ahí saltar a tierra de Petión, pero según cuentan sus representantes allí se le negó la entrada y regresaron a Cuba. Luego viajaron a Rusia para desde Moscú tomar vuelo hacia Puerto Príncipe, la entrada les fue negada, hasta que en un tercer intento lograron ingresar a Haití en un vuelo desde Alemania.
“He pasado mucho trabajo para llegar adonde estoy. Entreno dos veces al día todos los días. Estoy en buena forma, estoy preparado para lo que venga”, dijo un muy seguro Lazarito a DL en su primera entrevista concedida a medio dominicano.
Entre esos “trabajos” incluye pasarse seis meses en una casa de madera en la capital haitiana con ocho horas de electricidad al día y sin acceso de agua potable. Esa experiencia confiesa que le presionó a poner un extra en los entrenamientos y el próximo mes podría conocerse el equipo que tendrá que comprometer una fortuna para quedarse con él.
Entre Céspedes y Puig
“Me identifico con (Yoenis) Céspedes y Puig, no en la forma, en el juego. Me identifico con ellos porque soy rápido, bateo, toco, fildeo, tengo brazo, o sea, tengo las cinco herramientas”, se describe Armenteros mientras sonríe con sus ojos cubiertos con lentes de sol.
A la espera de terminar los trámites legales (dice que todavía su lugar de residencia es Haití), los entrenamientos ahora los realiza cerca de una playa en Las Terrenas, Samaná, bajo la orientación de su compatriota Vladimir Rodríguez, quien recuerda que, “los cubanos trajimos la industria de la caña de azúcar y el béisbol a este hermano país”.
Una apretada agenda de “tryouts” o exhibiciones privadas le espera en los próximos días, mientras sus representantes esperan se editen los informes para saber hasta cuánto están dispuesto a pagar los equipos por este jugador que puede ver acción en las esquinas, ya sea del cuadro o los jardines.
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