SANTO DOMINGO. Los prospectos latinoamericanos y entrenadores que ven una seria amenaza a sus aspiraciones en la implementación de un sorteo internacional (draft) y aumento en la edad de firma por parte de la MLB, han encontrado en los bigleaguers aliados en su lucha.
El reparto del dinero que genera el circo con el modelo actual cada vez favorece menos a los actores, y el origen de esa tendencia se define en la etapa temprana de los jugadores.
Las Grandes Ligas y el sindicato de jugadores (MLBPA) negocian un nuevo acuerdo laboral (2016-2021), pero los dos más recientes (2006 y 2011) han tenido a los dueños como grandes ganadores, si bien el salario promedio de los obreros ha aumentado, y los contratos de US$100 millones son comunes.
En 2002, los jugadores se llevaron el 56% de los ingresos de la liga, o lo mismo que US$2 mil millones de los US$3,650 millones que produjo el negocio. Pero desde entonces comenzó una bajada proporcional del pastel y, si bien en 2015 cobraron US$3,356 millones, el monto sólo representaba el 38% de los US$8,390 millones que entraron a caja.
Los dueños, empresarios multimillonarios, han contratado expertos en ingeniería financiera para introducir en cada pacto al “diablo en las letras pequeñas”, para reducir los márgenes de los verdaderos protagonistas del espectáculo, los peloteros.
Salvo excepciones (Albert Pujols, Robinson Canó, Miguel Cabrera), los equipos ya no sobrepagan por agentes libres sobre los 30, “amarran” con tentadoras extensiones a promesas en los 20, que entregan las primeras y mejores partes de sus carreras (entre ellas años de arbitraje y agencia libre) para “asegurarse”, además de que el reparto por ingresos castiga a aquellos conjuntos que sobrepasan el tope salarial.
Un pelotero que firme a los 18, tendría sólo cuatro años para estar en las ligas menores antes de ser protegido en el roster de 40, o arriesgarse a perderlo en el draft Regla 5. Si es subido a los 24-25 no sería agente libre hasta después de los 30 años, la etapa cuando ya estaría en la curva de descenso y sus posibilidades de lograr un gran pacto disminuyen.
Si bien el sindicato sólo puede discutir por jugadores en nómina de 40 (que son sus afiliados), sus futuros socios son los peloteros aficionados y cualquier medida que afecte representa una amenaza para el reparto del dinero, principal razón de ser del gremio.
Al día inaugural de 2016 hubo 238 jugadores nacidos fuera de los Estados Unidos (el 27.5%), de ellos 82 dominicanos, como la mayoría entre ese grupo. De esos, 210 eran latinoamericanos.
Botón de muestra
Jean Segura es un ejemplo de lo salvaje del sistema, y ha reproducido su mensaje a través de las redes sociales en contra del draft. Subió a las Grandes Ligas en 2012 con 22 años, y viene de agotar un 2016 con los Diamondbacks de cinco victorias sobre jugador reemplazo (WAR en inglés), una puntuación de súper estrella en la estadística que acumula todos los aportes de un pelotero al juego, equivalente al PIB en economía.
Ya en 2014 su exequipo, los Cerveceros, tentó al sanjuanero con una extensión de US$40 millones y siete cursos, que le evitaría entrar a la agencia libre hasta 2021 cuando tendría 31 años. Segura no será agente libre hasta 2019, cuando podrá buscar contratos más acorde a su rendimiento que los US$2.6 millones que cobró en la zafra pasada.
Los entrenadores dominicanos y venezolanos han explicado a sus compatriotas peloteros ligamayoristas cómo un posible sorteo reduciría el número de firmas en el continente y el impacto negativo que tendría poder firmar a partir de los 18 años, y no a los 16 como en la actualidad.
Edwin Encarnación, Carlos Santana, Nelson Cruz y Pedro Strop figuran entre las voces que se han sumado a la campaña, y han comunicado sus preocupaciones al sindicato. Miguel Montero ha llevado la voz cantante entre los venezolanos.
El mes pasado, los entrenadores criollos boicotearon una exhibición de talentos que tenía programada la MLB en San Cristóbal. El viernes, sus pares venezolanos hicieron lo mismo en protesta por el draft.
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