La cosecha en prospectos dominicanos pone a reír a los Nacionales una década después

Justo una década después de que un mayúsculo escándalo de fraude en la República Dominicana provocara un terremoto que afectara la hoja de ruta hacia la gloria beisbolística en Washington, los Nacionales llegaron a la Serie Mundial, en parte, con frutos cosechados de su finca criolla.

Para el equipo salirse de la carrera por retener a Bryce Harper confiando en que dos jardineros quisqueyanos (Juan Soto y Víctor Robles) podría amortiguar la salida de esa súper estrella tuvo que llover mucho.

En 2009, la revista Sports Illustrated revelaba que un joven a quien el equipo había dado el bono récord de US$1.4 millones en 2006 ni su nombre real era Esmailyn González ni tenía 16 años como pensaban y gran parte de ese dinero no llegó a su cuenta.

Se llamaba Carlos David Álvarez Lugo, nació en 1985 y no en 1989 como dijo (tenía 21 años en lugar de 16) y en torno al reparto del bono hubo tantas versiones que un molesto presidente del club, Stan Kasten, pidió al FBI una investigación que provocó la renuncia del gerente general y arquitecto del proyecto, Jim Bowden, y con él su asistente, José Rijo, cayó en desgracia.

El entrenador José Báez, que fue cesado, terminó ganando una demanda al equipo por US$40,000 por prestaciones laborales.

El equipo grande se encontraba en medio de una reconstrucción bajo la tutela de Manny Acta (2007-2009) que le permitió dos primeras selecciones del draft en Stephen Strasburg (2009) y Bryce Harper (2010) y de inmediato movió a Mike Rizzo (asistente de Bowden) a la gerencia, cargo que desempeña hasta la fecha.

Rizzo reclutó desde los Medias Rojas a Johnny DiPlugia (quien había firmado a Hanley Ramírez y Aníbal Sánchez) como director de desarrollo para América Latina, dejaron el complejo alquilado a Rijo en Loma del Sueño en San Cristóbal y se instalaron en Boca Chica.

DiPuglia llevó a Fausto Severino hijo como administrador de las operaciones y Modesto Ulloa como escucha de un cuerpo técnico local ha jugado un papel clave en el éxito que hoy muestra el equipo.

La confianza en los criollos

Soto, Robles y Suero son de los ocho jugadores formados en la organización que forman parte del plantel que está en la Serie Mundial con los Astros. Difó y Read están en la reserva. El éxito de este grupo reavivó la confianza en el país y en 2017 desembolsaron US$1.3 millones por el torpedero Luis García y US$3.9 millones por el jardinero banilejo Yasel Antuna, que se forman en sus laboratorios de ligas menores.

A Ulloa, un veterano que ya trabajó con Hiroshima Toyo Carp y que goza de gran respeto de los entrenadores independientes, se le atribuye haber dado los mejores reportes para firmar a Robles, Soto y Difó.

Otro escándalo tocó las puertas cuando en 2011 murió el prospecto Yeuri Guillén por una meningitis bacterial, un deceso que sacó a relucir un enorme descuido en el equipo, ya que el joven sancristobalense no poseía un seguro médico a pesar de haber sido reclutado en 2009 por US$30,000.

Los frutos 

Para 2013 ya se había recuperado la confianza en el país y dieron un bono de US$900,000 al infielder banilejo Anderson Franco (que no ha superado A+), pero los frutos de la política austera comenzaron a llegar dos años más tarde.

En mayo de 2015 topó las Grandes Ligas el primer producto de esa nueva administración de los Nacionales. Fue el torpedero santiaguero Wilmer Difó, a quien firmaron por solo US$20,000 en 2010.

Los resultados del trabajo efectivo no pararon.

Johnny DiPuglia

El receptor Pedro Severino (fichado por US$55,000 en 2010) topó el Big Show en 2015, Rafael Bautista (que recibió US$35,000 en 2011) llegó en 2017, el receptor Raudy Read (que logró US$130,000 en 2011) se tomó el café en 2017 y el derecho Reynaldo López (fichado como receptor con 18 años en 2012 por US$17,000) fue subido en 2016 y el relevista Wander Suero (firmado con 18 años en 2010 por menos de US$10,000) fue promovido al club grande en 2018.

En 2013 el ojo de águila de DiPuglia volvió a acertar al conseguir a Víctor Robles por solo US$225,000, pero en 2015 tuvo que abrir la cartera como nunca antes para convencer a Juan Soto por US$1.5 millones.

Una dupla bajo control salarial por el próximo lustro que abre la ventana de posibilidades para reestructurar un equipo competitivo al mediano plazo.

Esta base criolla reclutada a bajo costo amortiza la octava plantilla más alta de la liga (US$155.8 millones), con salarios altos como Max Scherzer (US$37.5 MM) y Anthony Rendon (US$18.8 MM) y Ryan Zimmerman (US$18 MM).

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