«Diamantes Negros», película que delata el lado oscuro del fútbol

MADRID, España. Cientos de niños africanos son traídos a Europa cada año con la promesa de que van a convertirse en estrellas de fútbol. Jóvenes, en su mayoría sin recursos, que ven en su pasión el tren al que subirse para gozar de un futuro mejor. Seres humanos que, guiados por la pasión, dejan todo atrás para buscar lo que siempre soñaron. Sin embargo, la realidad no es tan amable. Son muy pocos los proyectos que acaban en buen puerto y muchos los chavales que acaban abandonados a su suerte en las principales capitales del mundo.
Setigui Diallo, Hamidou Samaké, Carlos Bardem, Willy Toledo, Carlo D’Ursi, Santiago Molero y Ana Risueño protagonizan ‘Diamantes negros’, la historia de dos chavales malienses que son captados por un ojeador de fútbol y separados de sus familias para probar suerte en Europa. Acaban atrapados en una red de tráfico de menores, supuestos agentes de futbolistas e intereses económicos, tratados como mercancía y abandonados cuando dejan de tener valor comercial.
“Si dijera que el objetivo de la película es comercial estaría loco sabiendo como está la industria del cine en este país. La meta es tirar una piedra en el gran estanque del fútbol para hacer ruido y que los grandes poderes se planteen qué se puede hacer para mejorar. Desgraciadamente es un deporte corrompido por el dinero, pero no podemos permitir que se mercadee con menores”, dice Carlo D’Ursi, productor del proyecto rodado a caballo entre Mali –en plena Guerra Civil–, España, Portugal y Estonia.
“Queremos ensalzar el fútbol y denunciar a quienes se aprovechan de él para lucrarse. Los especuladores, que no representantes, tendrían que estar perseguidos y sus prácticas abolidas. Con salvar la vida de un niño, habrá merecido la pena tanto esfuerzo”, añade.
Alassane Diakite nació en Mali, un país donde la mitad de la población vive bajo el umbral de la pobreza, y utilizaba el fútbol como válvula de escape. A los 15 años recibió la visita de un hombre que le prometió convertirle en una estrella del fútbol en Europa. Sus padres invirtieron en él todos sus ahorros e ilusiones, pero la jugada salió mal.
“Como la FIFA prohíbe a los clubes europeos contratar a menores de 18 años de fuera de Europa, lo que hacen algunos agentes es atraernos con promesas de gloria y traernos a Europa con becas falsas, contratos de trabajo como jardineros o empleados del bar del estadio, falsificando nuestra edad en el pasaporte. Y si al final resulta que no somos el nuevo Samuel Eto’o o el nuevo Didier Drogba, nos dejan tirados y nos abandonan en un país que no conocemos, lejos de nuestras familias y sin dinero”, acusa el protagonista.
En su caso estuvo un mes y medio retenido en un sótano del centro de París del que sólo salía para jugar al fútbol en el barrio con el hijo del supuesto agente que tenía que encontrarle equipo. “Fue él quien me abrió los ojos. Tardé en darme cuenta, pero al final advertí que tenía totalmente desvirtuado el fútbol de Europa. Ni tenía tanto nivel como me habían hecho creer en un principio ni iba a ser fácil hacerse un hueco en los equipos del primer mundo”, cuenta.
Después de probar suerte en Portugal y España, Alassane tiene regularizada su situacuión en Madrid, donde trabaja en nómina del CDCanillas. “No me arrepiento de lo que he tenido que pasar porque al final he podido progresar. Creo, eso sí, que el fútbol ha sido injusto conmigo. No lo veo como un sueño truncado porque sigo jugando cada semana”, dice.
Su final, más o menos feliz, no es ni mucho menos el más habitual. Según denuncia el propio Alassane a través de la plataforma Change.org, actualmente hay 20.000 menores africanos en esta situación. “El problema es extensible a otras partes del mundo. Incluso en España con la crisis hay gente que sale desesperada del país buscando un futuro mejor y aceptando contratos cuestionables. Muchas veces los futbolistas somos tratados como mercancía en vez de deportistas. Los que hemos pasado por ello hemos querido contar nuestra historia para que no le pase a nadie más. El fútbol es el deporte rey en el mundo y no puede ser que haya gente que se aproveche de sus protagonistas para lucrarse”, denuncia.
Los falsos representantes son una lacra incluso para los propios agentes. “Me han llegado a falsificar la licencia e intentar operar con mi nombre”, comenta Anton Maksimov, agente FIFA que trabaja en LTAAgency y en cuya cartera tiene futbolistas –hombres y mujeres– de la denominada África Negra (Camerún, Nigeria, …).
“Crearon un perfil falso mío en Facebook y pidieron dinero a jugadores y entrenadores africanos para traerles a Europa. En otra ocasión, un falso agente inglés contactó conmigo para operar conjuntamente con futbolistas de la Premier, pero vi que algo era raro cuando me dijo que adelantara el dinero de las operaciones”, cuenta.
Anton dice que “los clubes son cada día más reticentes a fichar jugadores africanos porque son casos que generan más quebraderos de cabeza que beneficios. Prefieren futbolistas que ya estén en Europa con visado y adaptados. Nuestro trabajo se pone muchas veces en tela de juicio, pero el problema es común a organizaciones, clubes y los propios jugadores”.
La gran pantalla saca tarjeta roja al tráfico de menores. La FIFA debe mover su banquillo.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.