Béisbol y estudios, una relación que hay que saber manejar

Freddy Ortiz Pujols
Santo Domingo. Cada vez es más notoria la cantidad de jóvenes provenientes de hogares pobres que se incorporan a la práctica del béisbol lo que ha permitido dar un giro a la situación económica de sus familias.
Sin embargo, el aspecto académico de los que aspiran a dar “el salto al profesionalismo” es relegado a un segundo plano.
Muchas veces, los padres al no poseer los recursos indispensables para educar a sus hijos, se ven en la necesidad de introducir a estos en programas o escuelas de béisbol para ser firmados y encontrar la ruta de los millones.
Son numerosas las historias de jóvenes que abandonan sus estudios para dedicarse a tiempo completo a la consecución de su “sueño”, que a la postre se convierte en un pesado lastre, cuando sus esperanzas se desvanecen.
Hay que prestarles atención a estos casos, para que nuestros jóvenes se mantengan cursando sus estudios por todos los medios y prever que, si no logran sus metas por la vía del béisbol, tengan otra opción para seguir siendo hombres productivos e íntegros; y no pasar a engrosar el pelotón de dominicanos que se refugian en la vida desenfrenada y en los actos reñidos con la ley por no contar con una sólida formación académica.
Los padres deben saber que de cada mil prospectos firmados, sólo uno llega al estrellato. Pero ¿qué lectura tiene eso? que ante tanta abundancia de jugadores que son firmados, son muy mínimas las posibilidades de que un pelotero joven pueda establecerse en las Grandes Ligas. (Claro está, no estoy diciendo que sea imposible, pero esa es una realidad latente).
El béisbol, que es el principal pasatiempo de los dominicanos, ha sido desde siempre el escenario ideal para que los jóvenes busquen contratos lucrativos y así asegurarles el futuro económico a sus familiares, pero la mayoría de las veces se quedan en el camino, cuando sus habilidades atléticas pasan desapercibidas o su talento no cuaja.
Esto produce que los noveles recurran a las malas artes como el uso de sustancias prohibidas, alteraciones de edad u otras irregularidades.
Todo empieza por el hogar, y los padres deben ser vigilantes para que sus vástagos estudien a la par de involucrarse en cualquier deporte, que sirva como muro de contención, para que cuando la verdad los choque de frente, esto no se convierta en una dolorosa frustración.

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