Kevin Grow, el primer NBA con Síndrome de Down

Kevin Grow, un adolescente de 18 años que nació con Síndrome de Down, se ha convertido en la última sensación del mundo del baloncesto gracias, una vez más, al poder de internet. Un vídeo suyo anotando cuatro triples en dos minutos dio la vuelta al mundo hace apenas unos días y transformó a este joven en una estrella.
Grow, estudiante del Bensalem High School de la pequeña localidad de Pennsylvania con el mismo nombre, vio recompensado su gran amor y dedicación por el baloncesto el pasado 8 de febrero. Tras cuatro años ejerciendo como mánager del equipo y participando en todos y cada uno de sus entrenamientos, el entrenador John Mullin, decidió rendir un pequeño homenaje a su ayudante más especial.DyntMPB9XqM
En el partido que enfrentaba a Bensalem con el Neshaminy High School, Mullin se dirigió a Grow para pedirle ayuda una vez más, aunque esta vez requería su colaboración en la cancha. Tras una atronadora ovación por parte de todo el público presente en el partido, el joven Grow ingresó en el parquet para disputar unos minutos del choque junto a sus compañeros.
Sus rivales decidieron sumarse a la fiesta e incluso permitieron que Kevin anotara una canasta sin siquiera poner oposición. La sorpresa llegó cuando a falta de dos minutos Grow volvió a la cancha. El joven se había sacudido los nervios y en la primera jugada reclamó el balón a un compañero para jugarse un triple. La canasta entró, provocando el delirio en la grada y en los banquillos. Aquella canasta sirvió para espolear a Grow que repitió la acción en tres ocasiones y con idéntico resultado para terminar sepultado entre los abrazos de sus compañeros.
Esos dos minutos mágicos quedaron grabados en un vídeo que dio la vuelta al mundo, convirtiendo a Grow en una estrella. Hasta el punto de que su hazaña le ha permitido fichar por la NBA. En concreto, los Philadelphia 76ers, el equipo del estado de Pennsylvania, le ofrecieron la posibilidad de pasar dos días junto al equipo, entrenando con ellos y viviendo desde dentro del vestuario un partido NBA.
Los Sixers quisieron cumplir con todos los formalismos e incluso le ‘obligaron’ a firmar un contrato de dos días como nuevo jugador de Philadelphia. Grow puso su rúbrica en un documento que ya ha enmarcado y rápidamente bajó al vestuario para conocer a los que iban a ser sus nuevos compañeros.
Tras una jornada entrenando a las órdenes de Brett Brown, que trató al adolescente como a uno más de sus pupilos, el éxtasis llegó la pasada madrugada cuando Grow pudo vivir el enfrentamiento ante los Cleveland Cavaliers como un miembro más de la plantilla de los Sixers.
Nada más llegar al pabellón, el joven Kevin se dirigió directamente al vestuario, donde tenía una taquilla personalizada junto al resto de sus compañeros. En el armario, una camiseta con el número 33 y con su nombre bordado en la parte trasera. «Bonita camiseta, ¿verdad?», preguntaba un emocionado Evan Turner. «El año pasado tuvimos un jugador que era el número 33, pero nunca la usó (en referencia a Andrew Bynum). Es toda tuya».
Tras cambiarse, Grow saltó a la tablas del Wells Fargo Center y no dudó en hacer la rueda de calentamiento junto a los miembros de los Sixers. «Ha sido increíble tenerlo con nosotros», afirmaba el ‘rookie’ Michael Carter Williams poco antes de que la locura invadiera las gradas del recinto.
Fue el momento en el que Matt Cord, ‘speaker’ de los Sixers, hacía la presentación del equipo. Con las luces apagadas, Cord fue, como cada noche, introduciendo uno a uno a los jugadores de los Sixers para ir calentando al público. Se guardaba lo mejor para el final. «Y con el número 33… ¡Kevin Grow!», anunciaba el locutor, provocando el delirio en una grada poco acostumbrada a las alegrías esta temporada.
Fue el punto álgido de una noche mágica. Un momento que Grow nunca olvidará y en el que se sintió como una auténtica estrella de la NBA, culminando su semana fantástica en la que un sueño, una vez más, se hizo realidad gracias a la capacidad de superación del ser humano. El final feliz a una de esas historias que nos ayudan a volver a creer en la capacidad mágica del deporte

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