Llamado a liderar la sala de máquinas del Barcelona del futuro, el centrocampista Sergi Samper se ha convertido en el primer jugador de las categorías inferiores en recorrer el largo camino entre la Escuela azulgrana -integrada por niños de 6 años- y el primer equipo.
Más allá de esta efeméride, cuentan los que conocen al pivote barcelonés nacido en 1995, quien ante el Apoel de Nicosia ha debutado como titular en partido oficial con el primer equipo, que en este inicio de temporada está disfrutando como nunca del fútbol.
Comentan que no le afecta alternar los entrenamientos con el primer equipo y el filial, que poco le importa utilizar el denominado ascensor que un día le da la oportunidad de ejercitarse con Leo Messi, Xavi o Andrés Iniesta, para el día siguiente tocar con los pies en el suelo y regresar con sus compañeros del Barça B.
Samper es un jugador feliz y este miércoles ha tenido un motivo más para agrandar su júbilo futbolístico. Después de trece años vistiendo la zamarra azulgrana, este exquisito centrocampista ha escrito el primer capítulo de una historia, que muchos preven larga, con el primer equipo.
En la victoria azulgrana (1-0) ante el aguerrido APOEL, Samper ha jugado como si estuviera en el Miniestadi. Lejos de esconderse, ha aceptado con naturalidad su rol de constructor del juego y no se ha complicado en la salida del balón. Tampoco ha rehuido de las funciones defensivas y ha ayudado a cortar los pocos contragolpes del ordenado equipo chipriota, hasta el punto de jugarse una amarilla en una zancadilla, un tanto impetuosa, a Sherindan.
Samper siempre recordará el 17 de septiembre de 2014, el día que completó una carrera de fondo de 13 años.
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