Niños cubanos se entrenan en lucha en La Habana Vieja

LA HABANA. Vestido con un traje de lucha con los colores de la bandera estadounidense, el pequeño Yodimiler Arías, de 8 años, se entrena en un combate con Jefferson Barceló, de 9 años, en un parque céntrico de la histórica Habana Vieja.
«¡Ser como Mijaín López!», es el sueño que expresan al unísono una veintena de niños de entre 8 y 11 años cuando se les pregunta por qué en esta isla del béisbol eligieron esta disciplina, la más antigua del movimiento olímpico.
Doble campeón olímpico y cinco veces campeón mundial de lucha, Mijaín López es uno de los deportistas más laureado y más queridos en Cuba.
Algunos descalzos, otros con chancletas o con zapatillas de tenis, los niños repiten carreras, saltos, planchas, cuclillas, ejercicios que intercalan con el juego del pañuelo o con técnica de lucha bajo la atenta mirada de Michael Guerra, un ex luchador de 27 años, hoy en día profesor de esta especialidad en este municipio de la capital cubana.CUBA_PEQUENOS_LUCHADORES_FOTOGALERIA_SPANXRE307
«Divertirse, jugar» son las palabras claves según Guerra para que los niños no se aburren y todos los días quieran volver al entrenamiento.
A la sombra de los flamboyanes, al costado de un típico edificio de la época colonial en un caluroso atardecer habanero, se mezclan las conversaciones de los obreros que salen del trabajo y los bocinazos de los autos con las risas y las bromas de los pequeños como Ray Castillo, de apenas 6 años, quien intercala ruedas con cada ejercicio que pide el profesor.
La sala Kid Chocolate de La Habana donde acostumbran entrenar está cerrada por reparación y los pequeños se trasladaron a este parque vecino para no interrumpir estas clases todos los días después de la escuela.
Muchos padres miran cómo sus retoños se esfuerzan, los acompañan siempre y ayudan a limpiar el gimnasio, cargar con los pomos de agua o reunir dinero para alquilar un transporte cuando deben trasladarse a un lugar lejano.
Maibel Arias no se pierde un entrenamiento de Yodimiler. «A él le gusta esto, quiero ayudarlo en su pasión, le fortalece el físico, la mente y así no está jugando por la calle», explicó.
El traje del pequeño Arias «se lo mandó mi primo de Estados Unidos», agregó Arias. Algunos tienen un traje de lucha rojo, o azul, otros no tienen, y ninguno lleva las zapatillas de lucha.
Salvador Frometá, de 7 años, guarda el traje que le envió su abuela de España para la competencia. Su mamá Daylebis Chapi sufre un poco cuando su hijo combate con otro pero lo acompaña todos los días. «(La lucha) Le enseña a ser disciplinado, estoy muy contenta, es su pasión y se la respeto».
Yodimiler, al igual que Jefferson, Salvador y otros, son candidatos a entrar a la Escuela de Iniciación al Deporte, EIDE, primera etapa en la formación de los deportistas en Cuba, hasta llegar al equipo nacional y, por qué no, a los más alto del podio, como Mijaín López.
A la puesta del sol que castigó a los pequeños luchadores y les hizo sudar la gota los niños siguen repitiendo algunas técnicas de lucha con el profesor, que les enseña cada gesto.
Brian Rojas, de 11 años, y la joven Yeney Pedroso, de 14 años, esperan que la lucha les ayude a ser «alguien en la vida y viajar por el mundo».
Todos se saben la lección de este deporte de combate que les inculcó Guerra. «Aprendemos a defendernos, pero la rivalidad es solo en el colchón a la hora de la competencia. Por lo demás somos compañeros, formamos un equipo y un día vestiremos el traje de Cuba, como Mijaín», auguró Jefferson.

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