Los ticos quieren llegar a Grandes Ligas

¿Puede jugar un tico en las Grandes Ligas? Cristobal Colón, exbeisbolista de los Texas Rangers de la MLB, recuerda el caso de Johan Santana, uno de los mejores lanzadores de la historia de Venezuela, quien nació en Tovar, un pueblo tradicionalmente futbolero.
«De ahí salió el mejor pícher que ha dado el país. Eso quiere decir que sí se puede implementar el béisbol en sitios donde se juega poco, como Costa Rica», afirma Colón.
Parece una odisea que un jugador de sangre costarricense pueda llegar a la mejor liga de béisbol del mundo.
Aún así, un grupo de entrenadores y exjugadores de la MLB que visitaron el país la semana pasada para ejecutar un programa de desarollo de técnicos, coincide en que sí es posible en el mediano plazo.
Pero, ¿qué necesita un prospecto tico para aspirar al profesionalismo? ¿Cómo puede darse cuenta si su hijo es un talento en potencia?
Vamos por partes. Según los especialistas, lo más básico es que a una edad temprana, entre los 13 y los 15 años, se determine si el joven destaca por alguna cualidad específica: que tenga un buen brazo, mucha velocidad, fuerza o buenas manos al momento de capturar la pelota.
Debe destacar en al menos dos de estas características y desarrollar las otras para aspirar al profesionalismo.
Por ejemplo, un lanzador con mucha proyección puede lanzar a 79 o 80 millas (128 km/h), a los 14 años. Esta es una medida habitual, pero no necesariamente única.
Para saber si pueden lograrlo, los visores ponen sus ojos en algunos detalles.
«Que tenga buena estatura, que su brazo sea suelto, esto permite saber si puede alcanzar buena velocidad. También es importante que sus manos sean de buen tamaño», explicó Eleodoro Arias, expecialista en picheo y reconocido mundialmente por ser el formador de Pedro Martínez.
En el caso de los bateadores, se aspira a que tengan un buen swing. Es decir, que logren tocar la pelota en la mayoría de ocasiones.Bryan Solano
Temistocle Liendo, exjugador venezolano que militó durante 10 años en las divisiones inferiores de los Yankees de Nueva York, detalló que para medir la calidad del bateador, es necesario tener al mejor lanzador en frente.
«Si usted le pone a un muchacho que lance duro, puede ver si tiene buena mecánica, si lanza bien las manos, si mide bien el movimiento del bate», recalcó Liendo.
Encontrar ahora en nuestro país a un prospecto con estas características es «como buscar una aguja en un pajar», reconoció el dirigente de Santo Domingo, Mauricio Alpízar.
A diferencia de Puerto Rico, Venezuela y otros países con tradición beisbolera, aquí los niños aprenden las bases del deporte un poco más tarde, y esto les dificulta desarrollarse.
Como el béisbol no se ha masificado, los talentos que lo practican lo hacen una o dos veces por semana, y no todos los días, como sucede en esas naciones.
«Se necesita que más niños se apasionen por el béisbol. Ya después viene el proceso de acondicionamiento físico para poder competir con los peloteros de los países que se levantan con un guante en la mano, almuerzan con un bate a la par de la mesa y se acuestan con una bola entre los brazos», agregó Alpízar.
No hay que confundirse. El que pocos niños y jóvenes lo practiquen, no quiere decir que Costa Rica no tenga el talento para destacar.
El dirigente lo entendió bien cuando unos preparadores físicos de la Universidad de Oberlin en Tokio, Japón, les realizaron unas pruebas a jóvenes de la academia en Santo Domingo, en una visita a Costa Rica.
El diagnóstico inicial fue que los ticos mostraban serias deficiencias en el juego con respecto a la media de los prospectos japoneses.
Sin embargo, los especialistas nipones se sorprendieron al enterarse de que los ticos apenas entrenaban un 25% con respecto a los talentos de su país.
La conclusión fue: «Si los niños costarricenses jugaran béisbol la cantidad de tiempo que juegan los niños japoneses, serían mejores que los japoneses».
Mucha paciencia. También es una realidad que el proceso para llegar a las mayores es largo, complicado y ni siquiera el talento garantiza el éxito.
Luego de ser firmado por una de estas instituciones, el jugador cumple un contrato que, en promedio, dura tres años y en el que pasa por distintas categorías y compite con beisbolistas de otros países de más tradición.
En la mayoría de casos, no avanzan de categoría debido a la alta competitividad. También sucede que a muchos jugadores se les rompe el contrato tras el primer año, mientras que otros pueden esperan hasta 10 años por la oportunidad.
En la actualidad, las organizaciones tienen las llamadas «granjas», que son equipos ubicados en países de mucha tradición beisbolera fuera de Estados Unidos, como República Dominicana.
Aquí, cada organización recluta a los mejores prospectos extranjeros, los prepara y los desarrolla para llegar a las Grandes Ligas; según las estadísticas, menos del 2% logra colarse en las mayores.
Por ejemplo, si un equipo como los Medias Rojas de Boston firma a un tico, es probable que lo mande a una «granja», en la que deberá competir por un campo con decenas de dominicanos.
En caso de que sea muy destacado, su representante podría intentar colocarlo directamente en Estados Unidos para que compita, durante un proceso de tres años, con otros jugadores que aspiran a convertirse en profesionales.
Esta opción es cada vez más complicada, debido a que las organizaciones tienen un límite de visas para deportistas.
El limonense Bryan Solano es el único prospecto tico que tiene opciones de ser fichado por una organización de Grandes Ligas para realizar este largo proceso.
Solano, de 18 años, se fue a Nicaragua para prepararse y ser observado por los scouts gringos.
«Él tira la pelota a más de 90 millas y fue la estrella de los últimos Juegos Nacionales», explicó Alpízar.

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