SANTO DOMINGO. Carlos Miguel Díaz Torres trabajaba como informático en una dependencia pública puertorriqueña hasta que en 2011 se quedó sin empleo, escenario que le permitió dar calor a un proyecto que maduraba desde 2006 y que en un lustro ha impactado a alrededor de 300 familias.
Díaz funge como intermediario entre talentos del béisbol juvenil y el gigante sistema universitario estadounidense. Hace cinco años fundó Home Field Hunter y ahora llega al país de la mano de Uleague para conectar a estudiantes criollos de bachillerato o con éste terminado con talento para el béisbol y conocimiento de la lengua inglesa.
La Carlos Beltrán Baseball Academy es una de las entidades a las que ofrece sus servicios. Se define como un “facilitador”, ese agente que identifica el recurso humano, lo depura y coloca en las puertas de las universidades. A la fecha lleva 263 becas gestionadas como registra su página web.
“Todo el pelotero (aficionado) ansía ser pelotero profesional. A través de la industria colegial también puede llegar, pero hace dos cosas paralelas; sino se te da la utopía, el sueño grande de la Major League Baseball, también tiene la otra. Yo le llamo win-win situation (situación ganar-ganar), no tiene manera de perder, la única manera que pierdas es si va a la universidad y lo coja a relajo”, dijo Díaz en visita a DL junto a Pablo Ulloa, de Uleague.
De su visita ya fichó un lanzador joven de 19 años, cuyos lanzamientos alcanzan las 90 millas. Para mañana tiene una evaluación en el estadio de la UNPHU, sede de Uleague, para continuar elaborando perfiles de atletas/estudiantes.
Desde su óptica, en los países caribeños con tradición beisbolera se juega a un nivel alto con relación a algunas escalas de los Estados Unidos, un activo con alto potencial para ser explotado.
Es un modelo de estudio/juego que en Puerto Rico ya da grandes beneficios. Academias privadas que cobran entre US$6 mil y US$8 mil al año para estudiantes que puede ser reclutados para el sorteo estadounidense o universidades.





