El talento de Guerrero Jr. provoca las comparaciones con hijos de inmortales

SANTO DOMINGO. Vladimir Alvino Guerrero no es inmortal de Cooperstown (podría ser elegido en enero), Vladimir Guerrero Ramos no ha jugado un partido en las Grandes Ligas y ni en los vaticinios más optimistas se prevé que lo haga antes de 2019.
Sin embargo, la velocidad récord a la que una de las ocho proles de la Tormenta de Don Gregorio completa el calendario que los Blue Jays diseñaron cuando entregaron US$3,8 millones en julio de 2015 ya crea unas expectativas que alcanzan comparaciones mayúsculas.
Jeff Passan, de Yahoo! y escritor que vota para el templo sagrado del béisbol, ya lanzó la comparación.
¿Será Vladimir Guerrero Jr., el primer hijo de un miembro del Salón de la Fama del Béisbol que sea estelar en Grandes Ligas?
Solo 11 retoños de hallofamers han llegado al Big Show y los de mejores desempeños apenas alcanzaron el calificativo de mediocre.
Eduardo Pérez, hijo del cubano Atanasio “Tany” Pérez y actual comentarista de ESPN, es el mejor acumulador de estadísticas del grupo con .247/79 HR/294 CE en 13 temporadas sin una visita al All Star y 1.0 victorias sobre jugador reemplazo (WAR) en la versión de Baseball-Reference.
Dick Sisler, hijo de George, jugó ocho años con una aparición en el Juego de Estrellas (1950) con .276/55 HR, 360 CE y 7.9 WARs. Dale Berra, hijo del gran receptor Yogi, también sobresale en la mediocre lista con .236/49 HR/278 CE y 5.4 WARs en 11 años.
A Tony Gwynn Jr., le pesó como enorme losa la sombra de su padre, un bateador de .338 de por vida y ganador de ocho títulos de bateo. Anthony Keith, su nombre real, jugó entre 2006 y 2014 con promedio de .238, siete vuelacercas, 80 robos, 98 remolques y 5.8 WARs.
El fenómeno Vladi Jr.
Guerrero Jr. alcanzó la mayoría de edad en marzo pasado (nació en 1999 en Montreal cuando Vlad jugaba para los Expos), su estreno profesional en 2016 fue en una liga donde era 3.5 años más joven que la media y sobresalió (.271/8 HR y 46 CE). Este 2017 le pegó fuego a la Clase A baja (.316/7 HR/46 CE) y fue promovido a Clase A Fuerte la semana pasada donde juega con peloteros que son 4.8 años mayores que él.
Baseball America solo coloca al cubano Yoan Moncada por delante.
De momento, nacer en cuna de oro, crecer en la abundancia absoluta y codearse desde que gateaba con bigleaguers del más alto nivel no ha quitado el enfoque de hacer su propio nombre, una tarea monumental si se toma en cuenta que su padre es el bateador dominicano de más alto promedio de por vida (.317).
Llamado a jugar en las esquinas (6’1 pies y 200 libras) y al ser el poder su gran activo, ha superado el pronóstico con la paciencia en el home (recibe más boletos que ponches) con un OBP de .385.
Su tío Wilton, quien lo entrenó haciendo dos sesiones diarias (6-9 AM y 1-4 PM) dijo a DL en enero que Vladi Jr. puede jugar hasta en el medio del terreno.
La adaptación en las menores
Hasta ahora, el mayor obstáculo han llegado fuera del terreno. En diciembre le dijo a la cadena canadiense SportsNet que jugar en el rural pueblo de Bluedfield, Virginia, sin alimentación asignada (tuvo que aprender a cocinar), sin conocimientos del inglés y tener que convivir con tres compañeros en una casa fue el mayor trauma. Pero entre jugar a la PlayStation, escuchar música (incluidos 45 minutos exclusivos de cristianas antes de los partidos) mitiga estar en el “centro” de las ligas menores, uno que pasan todos, anque haya firmado por un bono de siete dígitos o haya llegado sin recibir un dólar, como Juan Nicasio.

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