Jasson Domínguez vaciara la cartera de los Yankees en Julio 2

Los Yankees tienen autorizado por la MLB gastar hasta US$5.4 millones en firmas de prospectos fuera de Estados Unidos durante el año fiscal 2019-2020 que se abre en 26 días, pero hay un adolescente cibaeño que se embolsillaría prácticamente todo ese dinero o más.

Su nombre es Jasson Domínguez, un jardinero de 5’10 y 190 libras que llegó al mundo en Valverde el siete de febrero de 2003, el mismo día que David Ortiz, Miguel Tejada, Luis Polonia e Hipólito Pichardo condujeron a las Águilas Cibaeñas al cetro de la Serie del Caribe en Mayagüez, Puerto Rico.

De materializarse lo que dicen publicaciones especializadas como Baseball America, MLB Pipeline (oficial de las Grandes Ligas), FanGraphs, Baseball Prospectus y escuchas consultados por DL, Domínguez se convertiría en el latino que más dinero recibe a los 16 años, quebrando la marca de Nomar Mazara (US$5 millones en 2011). Domínguez se entrena con Iván Noboa, el mismo que terminó de pulir a Mazara, así como a Fernando Martínez (US$1,4 millones en 2006) y Héctor Caro (US$1,1 MM en 2013).

Medios neoyorquinos dan cuenta de que los Mulos del Bronx para afrontar el compromiso económico que representará Domínguez tendrán que apelar a cambiar jugadores en la Gran Carpa que les permita adquirir hasta el máximo posible (60% del monto asignado, unos US$3,2 millones) y para no quedarse con las manos vacías por el resto del año.

Desde 2012, la MLB determina los límites para gastar en el reclutamiento de jugadores y los equipos que lo violan los siguientes dos años no pueden firmar por más de US$300,000, además de pagar un interés por cada dólar que se excedan.

Las mayores apuestas hasta la fecha de los Yankees fuera de la Unión Americana han sido los dominicanos Dermis García, un inicialista capitaleño por el que dieron US$3,2 millones en 2014 y el receptor nacido en La Victoria, Gary Sánchez, con US$3 millones en 2009. Domínguez figura delante de Robert Puasón en la carrera por el mejor prospecto de la clase que firmará desde el dos de julio.Las condiciones 

Se trata de un bateador ambidiestro con condiciones atléticas impresionantes y un cociente intelectual (IQ) por encima del promedio.

La disciplina en la zona de strike y poder para llevar la pelota a los canales se suman a una gran velocidad que usa con inteligencia, además de su gran juego de piernas a la defensa y fuerza en el brazo derecho para colocar la bola al cuadro.

Reportes de escuchas testifican que corre las 60 yardas entre 6.3 y 6.5 segundos. En la escala 80-20 logra 55 en bateo y en poder, 60 en el corrido de las bases y en la fuerza de su brazo y 55 a la defensa.

“Podría ser el primer jugador de su clase en llegar a las Grandes Ligas porque tiene todas las herramientas que a los scouts les encanta ver en los jóvenes prospectos emergentes y puede usarlos en los juegos”, dice el reporte de MLB Pipeline.El bajo perfil 

Iván Noboa, hermano de Junior, el ex jugador y ejecutivo tanto de Arizona Diamondbacks como Tigres del Licey, apela a una metodología que lo separa del estándar de la industria.

Sus peloteros no se enfrentan con los de otros programas, no juegan en ligas de referencia como la Dominican Prospect League, International Prospecte League o JDB Baseball, mucho menos asisten a los showcase que organiza la MLB.

Tampoco los promociona en las redes sociales. Se requieren lupas para hallar imágenes de él y sus jugadores en Google o YouTube.

“Si un equipo quiere verle un pelotero tiene que ir a las siete de la mañana a su complejo, si no va, él no se lo enseña”, dice a DL un entrenador que lo conoce.

Noboa ganó titulares a principio de siglo cuando ESPN reveló que obtuvo el 40% del bono de US$400,000 del lanzador Adriano Rosario, de los Diamondbacks en 2002.

Son escasas las entrevistas que ha ofrecido y accedió a hablar por el teléfono con DL y explicó que prefiere las sesiones privadas con los equipos, porque allí tiene más oportunidad de exhibir las condiciones de sus jugadores.

A Domínguez, dijo que lo reclutó cuando tenía 12 años, dado que el producto que exigen los equipos en la actualidad es uno acabado, que requiere de entre tres y cuatro años de trabajo.

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