Con 11 años y ya es la voz de un equipo profesional de fútbol

Iván Blas tiene 11 años y estudia quinto de Primaria en el Colegio Luis Vives de Ourense. Muchos de sus compañeros de clase saben que juega de portero en el equipo Alevín B de la Unión Deportiva Barbadás, pero lo que la mayoría desconoce es que cada fin de semana se encarga de ponerle voz a los partidos del primer equipo, que milita en el Grupo I de Tercera.
La aventura comenzó la temporada pasada. El director deportivo del club y a su vez entrenador de guardametas del fútbol base, Roberto González, le invitó a ser su ayudante en la megafonía del Estadio de Os Carrís. «Empecé poco a poco, pero a día de hoy ya me encargo de casi todo: pongo la música, el himno y las cuñas publicitarias; leo las alineaciones y los cambios; anuncio el número premiado en el sorteo de un lote de botellas de aceite donado por uno de nuestros patrocinadores…», aclara.Iván-610x400
Tiene destreza con el micrófono y se maneja con las nuevas tecnologías. «Cuando jugamos en casa, gestiono las redes sociales —Twitter y Facebook—, en las que publicamos los goles y las jugadas más destacadas, y escribo la crónica del partido, que luego se publica en la web», añade. Eso sí, reconoce tener apoyos a la hora de realizar las tareas por las que apenas recibe recompensa: «Me invitan a una Coca-Cola, pero, para mí, el premio es estar aquí».
Por si fuera poco, también propone ideas para que el club recaude fondos. «A Roberto y a mí se nos ocurrió la temporada pasada crear una colección de cromos con todos los futbolistas del Barbadás, desde los que juegan en el primer equipo hasta los que lo hacen en benjamines. Las pegatinas se vendieron en algunos bares, quioscos y librerías del pueblo, y fue un éxito porque todos querían tener la suya», apunta.
A Iván le gusta el deporte —también juega al fútbol sala— y leer el MARCA. Es del Real Madrid, y siente devoción por Iker Casillas, uno de sus ídolos. «Debería jugar más. Creo que es el mejor, pero hay que respetar las decisiones de Ancelotti», dice resignado.
Todavía no sabe a qué quiere dedicarse en el futuro. Tiene desparpajo y no le desagradaría ser periodista deportivo. Eso sí, deja claro que no se fija en nadie a la hora de hacer su trabajo: «Tengo mi propio estilo. El once visitante lo recito sin brío y al del Barbadás suelo darle más emoción».
Sus padres, Luis y María del Pilar, están orgullosos de su labor. «Creemos que le puede venir bien. Preferimos que esté en este mundo que en otros menos saludables», aseguran. Eso sí, el telefóno que les pide deberá esperar: «Nos parece muy pronto para meterle un móvil en las manos a un niño tan pequeño».

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