Mazara, el prospecto más caro llega con su show al Quisqueya

SANTO DOMINGO. Nomar Shamir Mazara tiene 195 libras bien repartidas en sus 6’4 pies de estatura, y con esa caja ha tenido que cargar con un peso cual si fuera un camión que mueve toneladas de acero desde 2011 cuando cumplió 16. Y en los tres años que ha llevado el pesado volumen no se ha quedado “enchivado”.
Con el Licey, el club de sus amores, Mazara ha comenzado un trayecto de un mes, otro más en la exigente y larga carretera que debe llevarlo a las Grandes Ligas para cumplir con las proyecciones.
Como receptor del bono más alto que se ha entregado a prospecto nacido fuera de los Estados Unidos (US$4,950,000), este jardinero de las esquinas, criado en Villa Duarte, tiene la misión de demostrar que los Rangers de Texas no se equivocaron cuando hicieron esa inversión.Nomar Mazara Licey
“No le doy mente a eso, cuando estoy en mi área de trabajo, es trabajo; el dinero es otra cosa, no dejo que nadie me distraiga con otras cosas. Cuando estoy en el play, me concentro en el play, y eso es otra cosa”, dijo Mazara, tras agotar una sesión de bateo en el parque Quisqueya.
Los tropiezos que han sufrido para cumplir con las expectativas una serie de jugadores que han recibido bonos millonarios a la hora de firmar sus primeros contratos, han generado montones de cuestionamientos a la efectividad de esas apuestas.
“Gracias a Dios nunca pasé trabajo, estudié en un colegio, mi papá siempre estuvo ahí para apoyarme, y todo eso, para corregirme las cosas malas. Como militar (Ramón Mazara, de la Armada), ya sabes cómo son esas personas, él sigue siendo y será el hombre de la casa. A mí el dinero no me ha vuelto loco”, dijo el jugador formado en la liga La Javilla.
Mazara viene de batear 22 jonrones entre Clase A y Doble A, con 89 carreras remolcadas, 28 dobletes, slugging de .478, y promedio de bateo de .271 en su tercera temporada en ligas menores. Reducir el número de ponches (121 en 483 turnos) figura entre los temas por trabajar.
Si bien goza de una condición especial en la finca de los Vigilantes, el rico laboratorio que ha desarrollado esa organización no garantiza espacio para nadie. En las menores hay prospectos del nivel de Michael Choice, Nick Williams, Travis Demeritte y los dominicanos Ronald Guzmán y Jairo Beras, que hacen filas con el madero, para adueñarse de las plazas del equipo grande.
De pequeño, Mazara jugaba baloncesto, fue selección del club San Lázaro, con el que fue campeón distrital intermedio, pero al cumplir 14 años y sus bonos dispararse, abandonó el aro y el balón.
“No sé si ha ido muy rápido o muy lento, yo he puesto mi esfuerzo para estar aquí para que el equipo me dé la oportunidad de estar adonde estoy ahora mismo”, dice Mazara, firmado originalmente como torpedero desde el programa de Iván Noboa, el mismo en el que se desarrolló Fernando Martínez, otro prospecto millonario, al que le ha costado establecerse.
Base familiar
“Los hechos hablan por sí solos, y para mí Nomar ha sido uno de los jugadores más maduros a la edad de 19 años. Sabe manejarse, sus padres hicieron un trabajo excelente en la formación de ese joven”, dijo Tony Fernández, asistente de la gerencia general de los Rangers, y que tiene entre sus funciones trabajar con jugadores jóvenes. El ex torpedero cinco veces miembro del Juego de Estrellas y ganador de cuatro Guantes de Oro elogió la capacidad de asimilación de Mazara.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.