DEL ORFANATO A LA SELECCIÓN DE CAMBOYA

Puede que el equipo de fútbol femenino de la universidad Bryant & Stratton College no sea muy conocido en Estados Unidos. Sin embargo, en la capitana de Camboya, Hout Koemhong, tiene una jugadora notable con una trayectoria vital increíble.

La mediocampista, de 22 años de edad, se incorporó a la formación hace dos años, nada más matricularse en la universidad para cursar un grado en tecnología de redes.

La vida que lleva ahora sería la envidia de muchas chicas de su edad en su país natal. Después de todo, es una prometedora futbolista que está recibiendo una educación universitaria en el extranjero y su futuro se presenta repleto de posibilidades.

No obstante, esto es algo que nadie hubiese podido ni siquiera imaginar en 2008, cuando nuestra protagonista y sus cinco hermanos vivían en un orfanato de Battambang, una ciudad a 300 kilómetros al noroeste de Nom Pen, la capital de Camboya. El motivo de que su suerte haya cambiado tanto desde entonces hasta ahora no es otro, según ella, que el fútbol.

«Mis padres se divorciaron cuando yo tenía dos meses y mi madre nos llevó al orfanato de la ciudad», declaró Koemhong, que estos días está recibiendo clases a distancia en casa de una amiga en Siracusa, Nueva York, debido al brote de COVID-19.»No recuerdo mucho de mi vida antes de jugar al fútbol».

Por aquel entonces, la Academia SALT, una ONG financiada por la FIFA, puso en marcha un proyecto en Camboya cuyo objetivo era mejorar la vida de los jóvenes a través del deporte rey. Organizaron equipos masculinos y femeninos en el orfanato y la pequeña Koemhong se pasaba el día entero viéndolos entrenar y jugar. Un día, Sam Schweingruber, entrenador y director de la Academia SALT, la invitó a unirse al equipo femenino.

«Cuando Sam me preguntó si quería unirme a ellos, le dije que no», rememoró la joven. «Porque era muy tímida. Pero una vez que accedí, me lo pasaba genial correteando, persiguiendo el balón y golpeándolo con fuerza».

Para ella era como una obsesión. Tranquila y reservada fuera de la cancha, sobre el césped desplegaba otro carácter diferente, jugando duro y compitiendo a tope. Descubrió una alegría y diversión que nunca antes había experimentado.

«En cierto modo, la vida se hizo más dura con el fútbol», añadió. «A mis hermanas y hermanos no les gustaba que jugara. Era la más joven y me pegaban por jugar [al fútbol]. Me asignaban más tareas domésticas. Querían que dejara de jugar».

«Pero no pude dejarlo. Me lo pasaba fenomenal cada vez que tocaba el balón. Me centré en mi juego como si nada pudiese hacerme daño».

Su progreso con el equipo de la Academia Salt, el Mighty Girls, impresionó a Schweingruber. «Koemhong era la más joven del grupo, pero era increíble», explicó a FIFA.com. «Era valiente y podía chutar el balón más lejos que ninguna. Cuando empezamos a disputar partidos, a menudo marcaba a distancia».

Koemhong pasó seis años en el Mighty Girls. La Academia SALT se ocupó de ella y sus compañeras, cubriendo los gastos de alojamiento, matrícula escolar y entrenamiento. Y durante ese periodo se fue materializando su transformación.

«Para ser sincera, crecí con el Mighty Girls. Para mí, todas esas chicas eran inteligentes, fuertes y hermosas y todas trabajábamos duro. Íbamos juntas a la escuela y nos animábamos unas a otras en los entrenamientos. Éramos como una familia».

«Además de mis progresos en el fútbol, aprendí a ser líder, entrenadora y hasta árbitra. Aprendimos a hablar inglés. Y los fines de semana y vacaciones, viajábamos a pueblos a enseñar a los niños a jugar al fútbol. Concienciábamos a las niñas de que tenían derecho a hacer lo que quisieran».

«En la Academia SALT aprendí el valor de la vida. Trabajé duro y me convertí en la persona que hoy soy. Y estoy muy agradecida».

Cambodia captain Hout Koemhong (R2) poses for a picture ahead of a group match with Autralia U-20 team
© Others

Haciendo historia con Camboya

En 2017, Koemhong marchó a la capital tras fichar por el Phnompenh Crown SC, club con el que jugaba en el equipo femenino al tiempo que entrenaba al masculino sub-14.

Cuando se formó la primera selección femenina de Camboya, ella fue una de las primeras elegidas para formar parte de aquel combinado histórico. Además fue nombrada capitana. Y no tardó en demostrar su valía. En el primer partido internacional de la absoluta, celebrado el 30 de junio de 2018 contra Timor Oriental, marcó seis goles y dio tres asistencias en la victoria de las suyas por 12-0.

En la actualidad, y ya como una figura consolidada dentro de la selección nacional, Koemhong es todo un símbolo en el fútbol femenino de Camboya, y su historia sirve de inspiración a las jóvenes de todo el país.

«Pasé muchas dificultades de niña, pero seguí trabajando duro y las cosas mejoraron», concluyó. «Soñaba con formar parte de la selección nacional y ahora soy la capitana. Así que quiero transmitir un mensaje a todas las chicas: no se rindan».

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